21 de diciembre de 2018
CMLXXIII.- Te molesté toscopio
Frecuento cada noche tu mano acalambrada,
respiro de tu boca un sabor desconocido
y esa indiferencia silenciosa, pavorosa,
que no existe en los anales
de mi tonta biblioteca inmóvil,
con libros tan ingenuos, tan inútiles
que hablan del encuentro absoluto
del ser absoluto con el río absoluto,
pero no saben de ti,
ni de tu silencio de agua fría,
ni de las horas que paso mirándote,
porque todo lo que sé de ti
está en tu pecho y no en el mío,
se va en tu frente y mi vida tiene
dibujada la sabana que cubrió tus pies
y ahora que la pego a mi nariz para sentirte,
para desear estar allí donde tu puño acaba,
donde tu fuego se escondió una tarde,
persigo insensato palabras margaritas,
repentinas y amables para dar contigo,
para escuchar tus pasos,
para entablar una amistad sincera
con esa prisa que te aleja de mí,
para entrar por fin en la noche donde duermes,
dándome la espalda.
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