
Todas finalmente se purgaron,
se convencieron libremente, y de su falta,
de su riñón iconoclasta cantaré
un aria fuego de la lucha inclaudicable
de la soberbia nueva especie de mujer.
se convencieron libremente, y de su falta,
de su riñón iconoclasta cantaré
un aria fuego de la lucha inclaudicable
de la soberbia nueva especie de mujer.
De la que no se rendirá jamás,
malhumorada que vivió por siempre,
agasajada en su matriz de iones,
y hecha jirones o corsé ferviente,
perteneciente a la más águila prosapia,
que así tan rápido pasó de moda
porque ella toda finalmente se purgó.
No concibió ser ominosa circunstancia,
dicha o fragancia de otro Marco Antonio:
se hizo a la mar y desplegó tres paños,
tomó en sus manos la bandera de las culpas
pero no quiso ver crecer sus hijos
ni ser piadosa Magdalena, llorar,
y naufragó durante largos años,
que fue el oprobio en la agonía del esposo amar.
Su concepción fue emancipada alegoría areté
y se fue lejos para no volver jamás.
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