
Huyó la vieja mojigata y la rata
del suculento gato pobre cuya esposa no goza
y de golpe ha sido echado al laberinto,
nada más ni nada menos que por puro probar
cuánto se come si se está contento
y cuán contento puede estar aquél que nunca comió
No se esforzó por atrapar a la mosca,
ni a la anemonauseabunda sin ira,
porque nadie le pagó su plata,
su patineta o su hipoteca sudaca,
ni su mentira.
Y ahora da vuelta a la ampolleta sobre ruedas
que se chaló y se desvistió de hojalata,
que lo que un día pisó, que en su mollera cagó
sin valorar prudentemente la prueba,
lo perdonó.
Gutural galimatías de gallarda violencia:
su cadencia se asemeja vitalmente a mí,
al deficiente inadaptado demente,
al deplorable masturbado de la civilidad,
al redundante que le debe todo a todos,
porque todos son nada más que yo.
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