
Yo tengo dos bolígrafos aéreos
para grabar un surco nuevo cada noche
y dibujando mi silueta amanecer
despavorido en una turba delirante.
Grandilocuente que insumisa florece
su lino triste bostezar definitivo
o sin heridos ni dolor que lamentando va
en esa orilla de la playa cuarentena
que suavespuma, retroceda y calle
lo que jamás ni volverán a la imposible multitud,
que se agolpaba en mí, que es lunarena,
porque son fábula, son arte y su camino, leña.
Si es material de fina buena matutina,
no crecerán y perderemos su sensata señal
con ignorancia tan supina, tan necia,
tan evitablemente oscura imperdonable,
que no podré evitar sentirlo otra vez
y convencido de escribir lo que en el aire mal
entre la fina espuma y no lo sepa el sol,
o que se olvide de mí, que da lo mismo ya.
Porque no existe una razón entre nosotros
que me asegure plenamente su virtud,
si una comarca nueva rosa venturosa
que sin oficio y pasión ni domicilio, moriré.