
Yo había visto siempre
un faro inmenso alimentado
de frecuente luz perpetua,
con un alrededor de caracol
en que habitaba su magnífica
luciérnaga precisa de calor.
¡Mira, luminosa campana!
Mira el fuego intenso claro y venturoso:
es la miel que nos abriga diariamente
y nos hace su colmena a la vez.
1 comentario:
Me encanta leer tus poemas.Te quiero mucho.
Paty
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