
Asido a la romántica esperanza
de un cirio amigo pródigo, perdí.
Me resucita limpio lo que cansa.
No hay fuego dentro: todo te lo di.
Y así me fui quemando en oro vivo,
detrás de cada lástima con él:
la cruz y el uso lastre positivo
del ánimo dormido se me fue.
Tú me has quedado atrás: te llevo lejos
y cada noche más pequeña vas
perdida a la distancia y un espejo
te cuida, pero nunca escaparás.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario