8 de octubre de 2006

LXXV.- Solitario solaz de suprimir supremo


Nadie se quiere finalmente detener,
que buscan casi todos su destino exclusivo,
su asiento de casa y de gente muy seria
y de niños sin nombre, que gozan la miel.

Son muchas las ganas de vivir que me debo,
y recuerdos que no busco, pero luego veré
que duermo tan poco de pronto en la noche
y que siento insistentes desmayos en mi piel.

Y aunque a nadie le importe mucho en realidad,
y tenga que volver a la oficina a trabajar,
he sacado del baúl anochecido mis juguetes,
para irme en la mañana a tomar sol a Zapallar.

Nunca he pensado en matarme totalmente,
porque debe haber un modo de agradable color:
alcanzar y rematar al viejo tuerto sin su madre
y de vez un cuando levemente algún temblor.

Sin embargo, es justo ir a morir solito?
Maldito malo puerco, todavía yo no!
Porque nadie me quiere pasar su destino
y dejar en sus asientos a la vieja mamá.

Es más digno llamar la atención de los ilusos
y digan que, si muero, fui un ejemplo de bondad,
que siempre fui tan sano, transparente y alegre,
y amigo entrañable de mi grande y fiel amor.

Esas ganas de vivir que me debo, en la oficina
las busco, pero importa poco y nada en realidad,
porque quiero yo mañana tomar sol y caminando,
darme algún descanso, sin soltar el celular.

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