CMLXXXVIII.- Verónica
Yo voy andando solo,
y llorando tu dolor,
abriéndome paso
herido hacia la muerte.
No dejes de luchar,
ni dejes que Pedrito
me niegue mil veces.
No debes perder la fe.
Adiós, mujer, adiós,
que limpias mi rostro,
no llores por tus hijos,
ni llores por mí.
A veces uno se cansa
perdido en la mar siniestra.
La estrella de la esperanza
continuará siendo nuestra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario