24 de mayo de 2015

DCCLXV.- Guanabí





Yo quiero ser eso que tanto persigues:
ser siempre el siguiente mes del calendario.
Buscar en la vida de Silvio Rodríguez
el sueño imposible, cual revolucionario.

Amar en la cumbre del viento dormido,
de nuevo y despierto a la vida en tu honor.
Ser una vez más lo que nunca había sido
y hacer sin saberlo curioso el amor.

Yo quiero morir veintisete veces veinte,
atado al eterno, relativo y especial.
Y quiero ser ese almanaque final
que lleva en la tapa la risa de Einstein.

Viajar hasta el hondo cuasar más brillante,
buscando el origen de todo lugar
en una carabela camino al levante
del cielo que brilla de noche en mi hogar.

Yo quiero volver a tener una vez más
seis años, dieciocho, no sé, veintitantos.
De la vida eterna, tan sólo un adelanto.
Yo quiero ser la calva de Joan Manuel Serrat.

Flagrante imposible en la azotea más santa
de todas las ciudades que no he visitado,
tocar para siempre con la uñeta que canta
mi guitarra perfecta en un desnudo enamorado.

Yo quiero ser siempre el mejor profesor
o ser ese alumno que fue mi papá.
Ser algo, tan sólo un poquito más santo
(o al menos inundar al país con mi candor).

Yo quiero ser siempre y el mismo que fui,
soñando la noche con Jesús de Nazaret,
que espera su arresto en el Gentsemaní.
Yo quiero morir y nacer otra vez.

Bailar con mi amada dulcinea mentirosa,
burlar a la muerte y decir embriagado:
yo siento la pena más grande y dolorosa
que cantan los tangos más desafinados..

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