Hay un Borges ignorante que me irrita,
en este verde rectángulo de pasto,
me llama iluso, cobarde y nefasto
sólo por ver así correr la pelotita.
Que, fumando del opio del balón,
yo retardo las "Grandes Reformas",
que así permito la mentira y las coimas..
¡Debe ser mucho más huevón que yo!
¿Acaso cree que comienzan a robar
sólo cuando hacen sonar el silbato,
y hasta que para de moverse la de trapo,
que grito gol y se me olvida la verdad?
En los tablones de los campos deportivos,
(que no en las aulas de los pulcros salones)
revienta el alma del proleta y del bandido:
¡También se juega a la pelota en las prisiones!
El que se indigna sólo frente a la pantalla,
y vive terco prisionero de la red social,
puede llegar a ser el Rey de los Canallas.
¡Que no se meta en esta Fiesta Universal!
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