21 de febrero de 2008

CCCIX.- Oruga Cenicienta Mental



A la que locamente un día sin decirlo dijo mira,
yo dormido enamorado imaginaria soñé.

No importaba si fui sordo: yo soñaba ser la leña,
la infinita y dormilonga, calderonamente mía,
que fue eternamente sueño peregrino, mi dueña,
nutritiva diva fieltro y noche mente todavía.


Como todo lo querer, me era vida prescindible,
partidaria, innecesaria, madrigueña y cansada,
como aquello que tal vez acaso nunca me fue
y aunque sirva para todo, amablemente de nada.

Cuando era fuego, la parola brillante
viajabantorcha cuasi comba fugaz:
ya no había nadie que extendiera la palma
para frenar aquel tamaño pertinaz.

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