
¿Qué es la casa lejos para seres como yo?
¿Pusilánime bosquejo que dormía en la calle
y que de pronto se vistió de roedor,
se consagró de agustiniano portento
y limitó sus confesiones a la noche sin valor?
¡Hay dejar! ¡Hay que ceder!
Hay que ignorar y abandonar la mustia sábana,
y los acrílicos consuelos hogareños,
y las delicias que la vida nos allana
sin preguntarnos, en estoico renacer.
Levantinos e inocentes aspirar a la vida,
permitiéndonos de paso que otro suave placer
nos recoja para grandes aventuras intranquilas
e ir camino y sin destino a la acuarela dimalow.
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