
He elevado entre vosotros la plegaria vigorosa
en que nacimos para el otro lentamente, tú y yo:
águilas conmigo y recipientes románticos,
gárgolas enfermas que se apiaden de mí.
Espectro y criatura que en las manos lleva ojos,
y brillan o deslumbran e hipnotizan a su antojo.
Perdido así en el fondo, yo quería escapar del mar,
cuando vi que al fin de pronto me venía a buscar
ese frágil oro cándido que nada inconsciente
en el ignoto oscuro sórdido siniestro y abisal.
Y debo adivinar que soy amigo de las cosas:
eterno amigo íntimo del ser coloso igual:
soy príncipe primate, primoroso prisionero,
agudo, necio, fiero, catacumba y pastizal.
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