
Voy a interpretar el himno clásico
de la multiconyugal pasiva,
donde todo se parece de pronto
a aquella inmensa mamadera vacía.
Si pide el niño que le den la papa,
todos nosotros corremos a servirla:
le preparamos nido cálido, se acaba
a medianoche, y se nos va la vida.
Hay que vivir el estar dentro de nosotros,
hay que sentirlo y doblegar la ira,
que por correr vimos al tiempo crecer:
a eso vinimos, a cantar la sinfonía.
De la Esmeralda y su bandera al tope,
de cada noche en que ella no venía,
cuando volví con esa extraña gripe,
la comezón de cada tarde se dormía.
Y si ella quiere ver de nuevo a Soda,
que vaya libre y que se ponga linda.
Y si volver a los 18 está de moda,
de qué me quejo: lo hace la mayoría.
2 comentarios:
Muy bueno tu blog.¿las imagenes son tuyas?
Nada me pertenece.
Ni las canciones son mías,
sino del animalejo que crece
parásito en mi vegija.
Publicar un comentario