
Yo consumí un vestigio avaro, imprudente
que estremecía mi impertérrito y soñé,
buscando allí donde simulan y no hallaba,
no claudicaba y, sin hallarle, amanecí.
Pero confié.
Dejé en sus manos mi alimento y mi piel.
Abandoné por un segundo mi complejabilidad.
La perdoné.
Borré dichoso mis haberes más preciados.
Le pedí cuenta de mis deudas: calculé
que pude haber amado tanto a tantos,
pero no púdelo pagar, y trabajé.
Sentí su mala voluntad apaciguada,
desesperadamente digna y olvidada,
con una simple y pudorosa candidez.
que estremecía mi impertérrito y soñé,
buscando allí donde simulan y no hallaba,
no claudicaba y, sin hallarle, amanecí.
Pero confié.
Dejé en sus manos mi alimento y mi piel.
Abandoné por un segundo mi complejabilidad.
La perdoné.
Borré dichoso mis haberes más preciados.
Le pedí cuenta de mis deudas: calculé
que pude haber amado tanto a tantos,
pero no púdelo pagar, y trabajé.
Sentí su mala voluntad apaciguada,
desesperadamente digna y olvidada,
con una simple y pudorosa candidez.
1 comentario:
Inocencia y candidéz...un buen estado de la niñez
saludos
Publicar un comentario