20 de junio de 2007

CLXXVIII.- Endimión y su Diana


Ya no tengo inspiración: no hay luces;
no tengo fuego ni camino en el umbral.
Soy el que brilla al caminar silente,
atrabiliario y pertinaz, rural.

Dormida rubí de inseminada carencia
que ha adherido su habitáculo en mí
y me ha privado de esa válvula ventura,
de mi tesón y me ha dejado aquí,
donde hay señores que perciben las cosas
sin esa ingenua posición que yo asumí,
y que obedecen a otro mudo nudo pulso,
hecho de látigo, manteca y café.

Y parecen tan seguros de la próxima jugada,
tan rebosantes de genuina y fina fe,
que he terminado por guardar silencio.
Yo miro al alba y ya no sé qué hacer.

Abrí dichoso aquel día una figura imposible,
hablé descalzo y liberé a la nuez.
Yo fui travieso bandolero rubicundo,
pero se ha henchido en mí su arete pálido azul
y con el sol dejé de ser ameno colibrí:
enamorado y, furibundo, me dormí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso de guardar silencio me gusta.
Me pareció que es uno de los más lindos que he leido de tu cuculiblog.

Nos gusta Cuculí Pop