CXIII.- Quiere cariño

Ya no puedo seguir siendo el amistoso
cristalino, que ahora debo enocultarte
de mis cosas más valiosas: prodigarte
cien barrotes de otra incierta puerta muerta
y lo que he sido a tu respecto,
ya no quiero serlo más.

Y por más que no me deje ser el mismo
badulaque y en mi oculta sombra adusta
arrinconada a mil hirientes, soy el niño
cuerpo amigo de tu cuerpo, un almanaque
y peculiares escondites malolientes
del profundo cruel inquieto y fuego Dios.

A la vena irrigada, abandonada, amoratada,
atragantada y no lograda, cariñosamente tú,
persisto y consisto en amistades por igual,
cien amigos, mil amigos, un millón: el siglo luz!

Soy balsámica costumbre inagotable que se da
en el mismo abarrotado teatro largo de las cosas,
y se quieren
y se besan
y se sienten
y se tocan,
y ahora, juntos por la tarde
todo lindo, va a llover.

Y otra noche, largamente, se ha venido
a ser conmigo amiga amante perdurable
positiva mente fuente inteligente
de carisma, de vacío y de soñar.