8 de septiembre de 2006

LIX.- El gran amor de nuestras vidas


Perdido entre la roca y la revienta marea
que soñaba siendo niño, en otro idioma y otro sol.
La negra y solitaria ballenera abandonada
donde un día se hizo tarde, y se cayó mi reloj.

Ilumina mi viejo y por la plata se queja,
en que llegaba a la mesa de mi niña cabeza:
retumba la pobreza de la casa en mi pieza
y la bandeja de plata que le dejo a mi mamá.

Camino a Gorostiaga del Camilo su mano,
en Covadonga a mi hermano, no lo he vuelto a ver.
En Bellavista, me saluda del colegio a la casa
y de la casa al colegio, y al amanecer.

Hay un hondo recorrido que se entrega en el aire
y en el cerro la Cruz, a la cantera el dragón:
Desértico costero y colorado camanchaca,
qué tan bueno y compañero es nuestro viento al interior!

Y el mocoso mentiroso, presumido lloraba:
yo cantaba pecoso y colorido sin fe,
porque no me arrepentía para nada de nada
y que la risa me daba, pero todo se fue.

1 comentario:

Malva Marina dijo...

Parece Iquique, eso debe ser...

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