Ya no te alcanzo.
¿A dónde vas?
Cuando te sigo
no voy amando,
sino queriendo
un poco más.
Me duermo solo
y junto ti,
no encuentro nada
más que un cojín
a una distancia
de veintemil.
Yo no te existo
y si me ves,
muerdo el anzuelo
sin esperar
a que me llames,
a ser mi juez.
Apenas huyo,
te veo la piel
y mil imanes
de fría luz
me traen de vuelta,
por serte fiel.
Fiel a la nada,
no hallo la paz:
estoy flotando
por ver el mar
en una jaula
de libertad.
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