
Yo venía a confesar que fui soberbio,
que huraño, crítico y pedante: fui servil.
Pero te hallé con una paila y cuatro huevos,
llena de risa y ya no supe qué decir.
Cómo extraño tu extraña planicie pradera,
de manto caliche y figura pascual.
Me llora tu cara de adulta cansada
y larvada pereza: no quiero ya más.
Para atar en un ramito de congojas moradas
el esfuerzo que supone tu existencia para mí,
soy la máquina marea caudalosa inesperada
que te mata cuando duermes y que quiere vivir.
que huraño, crítico y pedante: fui servil.
Pero te hallé con una paila y cuatro huevos,
llena de risa y ya no supe qué decir.
Cómo extraño tu extraña planicie pradera,
de manto caliche y figura pascual.
Me llora tu cara de adulta cansada
y larvada pereza: no quiero ya más.
Para atar en un ramito de congojas moradas
el esfuerzo que supone tu existencia para mí,
soy la máquina marea caudalosa inesperada
que te mata cuando duermes y que quiere vivir.
3 comentarios:
Demasiados huevos... too much.
Eran para mí
(me lo dijo el viento)
Media docena de huevos pa ti solito??? :-O
Publicar un comentario