
La gracia y la aventura está en que nadie te entienda,
que todos se pregunten lo que quieres decir,
como ocurre a cada rato, inevitablemente,
porque digas lo que digas, nadie sabe de ti.
Un pozo muy oscuro se ha cavado en tu mente
y el mar de las palabras no lo alcanza a tocar,
la luz del mediodía apenas llena tu frente
y el agua del decir no se evapora jamás.
Mucha gente dice que escribo incoherencias,
que el lóbulo colgante de la luna, que no hay ciencia.
Yo digo que está bien, que me subyugan los adverbios,
que digo ciertas cosas, muchas veces, pero es cierto.
Si tomo el Ser y Tiempo, lo recorro sin parar
y nunca me detengo por si acaso a meditar.
Y está mi Residencia que leía cuando niño,
como mares poblándose que nunca entendí.
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