
Mediodía de la cruz poniente.
Rubicunda melodía compacta.
Planetoide personal y presente.
Cuna arena algarabía láctea:
yo soy feliz.
De la manta delicada que cubrió mi ser,
preferí sin vacilar tan obcecado el humor
que iba apagándose conmigo, poroso
de cada cosa su peor significado,
tormentoso y malhumorado.
Pero fue así que descubrí yo la natividad,
el esperanto que hay en ella de felicidad,
conjuro y llanto de alegría, todo el día sumar,
multiplicando mi canario su canto.
Rubicunda melodía compacta.
Planetoide personal y presente.
Cuna arena algarabía láctea:
yo soy feliz.
De la manta delicada que cubrió mi ser,
preferí sin vacilar tan obcecado el humor
que iba apagándose conmigo, poroso
de cada cosa su peor significado,
tormentoso y malhumorado.
Pero fue así que descubrí yo la natividad,
el esperanto que hay en ella de felicidad,
conjuro y llanto de alegría, todo el día sumar,
multiplicando mi canario su canto.
Y fui feliz.
Echando lejos al estricto y su banal,
despavorí su larga data de muerto,
le arrebaté ese maletín de las manos,
le di la espalda al abogado circunspecto,
por esparcir en la campiña su mal,
y estoy contento.
Muy contento.
Echando lejos al estricto y su banal,
despavorí su larga data de muerto,
le arrebaté ese maletín de las manos,
le di la espalda al abogado circunspecto,
por esparcir en la campiña su mal,
y estoy contento.
Muy contento.
2 comentarios:
No sé porqué, pero me han parecido tan interesante tus historias de vida... Más que nada tu autobiografía y la historia que entrelaza a la tía infiel con el perro maricón...
En fín...supongo que tenía que decirlo, no?
Adios coterraneo, nos vemos pronto...
Besos Rockeros!!!
Había que decirlo.
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