
Por aspirar nuevamente el estipendio de ese olor,
el aguamarga de los pinos, su cintura en espiral,
voy a vivir en el esfuerzo de mi fábula prisión
y seré trigo, mazo, quiste y, rebelándome, tribal.
Presenciando el crecimiento de la niebla iquiqueña,
de los hijos fortuitos y la casa de papel,
miro el fuego que consume diariamente toda leña
resistiéndome a su cálida y dormida furia hiel.
Camino el sendero de estiércol y roca
que circunda la cabaña que por algo dejé,
con un hálito de crudo tabaco en la boca
y un cigarro de rumores apagándose en mi pie.
Pero vivo de una escuálida caricia en mi sordera,
de las obras imposibles y en el horno queda pan,
pues me cubro de esperanzas al mirar su madriguera
porque soy un testarudo que prefiere otro final.
1 comentario:
Sigue así cuculí,algún día llegarás al final que añoras,en realidad es el que tú mismo te estás fabricando,así que aé cauto,para no recibir más tonteras sin sabor a algo delicioso y fértil.
María González V.
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