14 de abril de 2008

CCCLIV.- Suplicárcel



La luz de oprobiosa barbarie congrega
en lejana sorpresa a su furia marcial,
trayendo consigo el trigal de la siega
y quemando castrense la flor libertad.

¡Qué terca esperanza cargaba en el lomo
la muerte en la silla y lloraba al final
su oscuro barranco en rumores de plomo
de vendas sencillas y cruel lodazal!

En duelo, mi padre marchaba apegado
de noche a la orilla desierta del mar,
gritando purgaba en el acantilado
su vértigo danza en la cruz funeral.

Porque ha llegado el día de los presos
que en carros aviesos, durmiendo de pie,
su viejo cansancio poblado de rezos
elevan al Cristo que tanto esperé.

4 comentarios:

Mandragora dijo...

Sorprende realmente el vocabulario con el que te manejas. Me gusta mucho tu estilo y tus poemas. Te animo a seguir igual.

Un saludo desde somtots

Anónimo dijo...

ya se quien te puso cuculi... ¡fue Carrizo!
cuculi.. cu-culí... culiao que escribí bien oh!
Ñafa

Tabita dijo...

Me encantas

faifitalinda dijo...

Je je,que lindos comentarios recibes,me hace reir el "ñafa" ,jeje .
Acá me ha dado hasta escalosfríos,ver a tu padre,en esas condiciones,pero debes saber que si se dió todo eso,es por alguna razón,y no hay que mirarlo a mal,ya él está un poco más conforme solo faltaría hallar a su compañero entrañable,que jamás ha aparecido,que descanse en paz.

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