
Culto parsimonia todo vuestro
de menester y necedad baldía,
de experimento soberano y desconcierto:
lo que despierto pertenece a la extraviada razón.
En su pezón está nidal su parusía,
su perorata prodigiosa, su agonía
cual habitaba su fecundo poder,
vertiginoso pozo origen de la mundo mata,
y la entidad que llamará cursilería,
de natural temeridad sin agua,
de postergar para otra vida su placer.
No puedo ver mi superado acontecer:
quiero dejar de ser y perecer,
pero del modo en que perece el arrecife,
el que jamás ni singular desaparece,
sino que crece y se estremece en claudicar
lo que otra fábula filosa y dormida
le sigue haciendo su tributo a la nada,
emancipada y pertinaz vida coral.
Para seguir viviendo el hábito del mundo,
bajo el sopor y la fulgura del mar
y navegar amablemente en la locura,
o dedicarme simplemente a la ternura familiar.
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