16 de noviembre de 2008

CDXXXIX.- Al menos tú



Yo qué daría por rodearme todo el día
del elemento poderoso de tu voz,
por contenerla en el acuario más solemne,
donde se duerme sumergido lo que es dulce,
lo más amado de las voces humanas.

Atravesar sin escafandra las estrellas,
por un instante, lo rotundo que hay en mí,
y el arrebato de las furias parezca,
donde residas tú, mi herida huella.

Por complacer siquiera a un ala del destino,
ese que un día nos sedujo en la sangre
y fui tu hermano, tu iracundo, tu cobarde,
porque hay naufragios que preservan el candor
y la belleza nos halló por fin,
a mí desnudo, distraído y amante,
toda una tarde conservando el aliento,
en el albur del arrecife de tu música voz,
tu sola voz:
yo qué daría por rodearme de tu voz.

O simplemente por quedarme contigo,
por transitar el arco pálido del mundo
y solamente caminando unidos
cual poseídos por el quicio del silencio.

1 comentario:

Malva Marina dijo...
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