
El glorioso generoso no escatima sus dones,
se desase de su nombre y de su cara dignidad
por lograr que para siempre, sin aval ni condiciones
le permitan entregarse enteramente a voluntad.
No teme quedar con el ardor vacío
ni frena su despliegue de arrebato y vendaval:
se da como se extiende el curso alegre de los ríos
y libre se evapora por volver al mar.
El ágil caprichoso prodigal de su vertiente
no espera que se llenen sus estanques para dar:
confía en el potente iluminario eternamente,
pues algo le sugiere que jamás se secará.
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