26 de marzo de 2008

CCCXXXIX.- Palabras al cierre



Por ese rancio horror, honor horrible,
de saber exactamente qué hacer
voy a tomar en cambio el menos errado
de los honrados derroteros rotos.

Fui yo el que siempre claramente lo supe
y yo el que ahora todavía lo sé,
pero no quiero hacer de nuevo lo mismo,
eso que ha sido tan ingrato para mí.

Necesitaba que estuviese presente
enteramente la genuina mejor,
comprometida a cada paso y cariñosa:
resistiendo juntos el esfuerzo mayor.

No obstante todo plenamente en la vida
consiste nada más que en ir y volver:
pasaje, pulso, posición y planeta,
y a toda prisa, peregrino roté.

Y ahora resulta que he dejado de serle:
nos extinguimos para el otro cada uno también.
Nos declaramos invisibles, inertes
y ella de pronto para mí dejó del todo de ser.

2 comentarios:

Débora Hadaza dijo...

asi es pedro... lo unico que mantiene vivo a alguien es lo q significa para nosotros, cuando eso se acaba nadie existe, besos

faifitalinda dijo...

Si hijo a veces las cosas resultan como uno no lo esperaba,más es necesario seguir con la mirada en alto y dirigida hacia adelante,solo es necesario,cuidar la semilla,que es de uno,y esa si que no se irá jamás.Hermoso poema si,muy hermoso.

Nos gusta Cuculí Pop