18 de marzo de 2008

CCCXXIX.- Vamonós


Pensando en vagones de humana costumbre,
cerré los dos ojos, rogando a la Cruz.
De pronto una mano tocaba mi hombro
y vi que el más férreo camino eras tú.

La luz con que el alba rodea las cosas
marcando en la vía metales de riel,
inunda la cuenca de nuestro paisaje
que va por un valle: parece llover.

Son dos transeúntes que suben al tren,
avanzan callados y esperan después
el curso ordenado de las estaciones,
mirándose a veces y duermen de pie.

Lombriz de alumínica vida traviesa
se lleva un escombro de tripas y mies:
señoras cubiertas de lumbre y claveles
o el brillo de tus zapatitos café.

1 comentario:

Débora Hadaza dijo...

"y vi que el mas férreo camino eras tú"


hermosa frase, como me gustaría decirsela a alguien y que me creyera, otro abrazo

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