29 de diciembre de 2019

MXXVI.- Icebergüenza



Día tras noche en soroche acongojado:
la culpa es solo mía y todavía la agonía.
Marcastigo dentro de la pieza de alojados,
que tanto la quería y memoría en soledad.

Sin nada más que llanto callado congelado,
ni adiós ni de noche ni de día me habló,
que no sepa nadie en el mundomesticado
esta cruda silencia indecencia calderón.

El dedo cruzándolos labios cerrados,
los ojos mirando la televisión.
Que soy el culpable, que no hable el tarado,
metido en el fondo de mí do menor.

Los cóndores viejos ya son mis vecinos,
la risa y las hienas, quemándome al sol:
no tengo destino, ni sancho ni molino,
ni misa ni vino ni Paz del Señor.

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