24 de diciembre de 2019
MXXIV.- No en todas las casas cae la nieve
Paciente peregrino que se aleja
huyendo lentamente y la cansa
porque sale nuevamente con la vieja
letanía, todo el día del amor.
Es larga la tarde del alma reseca,
y ajeno y dormido, le ronca la panza
que se va llenando foca de manteca
de sudor y calor, y su aliento de licor.
No sabe envolver los regalos
ni tiene muchas ganas de cenar:
porque vive en un pesebre de palos
y presiente que ha perdido su lugar.
No bailaba, ni reía, ni besaba sus senos,
él que luchando dio entero su ser
y se ha quedado con algo más o menos
que la nada o casi nada, ni tuvo placer.
Y le dice que algún día se arrepentirá,
mirándose al espejo, queriendo saber
si luce el vestido que se puso, pero ya
no va estar para mimarla otra vez.
Se lame las heridas y cierra los ojos,
pidiéndole al cielo que todo se acabe,
que al menos termine el dolor o un cerrojo
le cierre la puerta, pero nunca se sabe.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario