21 de noviembre de 2018

CMLI.- Orbitacoral



La NASA descubre el planeta. 
Nos vamos en una sola nave
con diez mil millones de seres,
para nunca más volver. 

A una fracción bien cercana, 
pero no tanto como un rayo de luz, 
en veinticinco años, y semanas,
orbitamos su hermoso sol azul. 

Nadie nos esperaba al llegar
y la mitad veníamos armados, 
por si las moscas, y asustados.
Nos recibieron bastante bien. 

Es que nadie, ni siquiera las moscas 
sentían algo parecido al pánico,
y había confines más que suficientes
para millones de seres orgánicos.

No logramos descubrir en nadie
las más remotas ni terrícolas ganas 
de codicia ni pasión cercana 
o parecida a la pulsión por el poder. 

¡Digo nosotros! ¿Y nosotros qué?
Otros esa luz hallarán un día
y sus nietos acaso llamarán después
celeste al sol, pero no todavía.

Arrojamos colorados nuestras armas 
a la deriva, casi en órbita a la tierra,
y por fin nos dispusimos en paz a ser 
sosegada y lentamente humanos.

1 comentario:

Manuela Fernández dijo...

En tu texto se desprende un concepto muy benévolo de la humanidad. Seguro que no hubo nadie que guardó su arma???
Un saludo.

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