16 de febrero de 2010

DCXLVI.- Desamorbo


Su sombra me ilumina y no me da calor.
El alma se me funde como un haz de iones:
el odio que se esfuerza por decir amor
es la máquina perversa de parir canciones.

Huye sin destino lo que no se detendrá
en la curva que describe carroñera la rata.
No hay otro veneno, dulce y más eficaz:
sangra caudaloso pero no me mata.

Puta mi alegría, llegarás de madrugada.
Sordamente nubla esa velada tu soroche,
suave como suave es la medusa envenenada,
en la hora más oscura de la noche.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pucha pedri que ganas de poder estar con usted, pero usted nunca se deja querer

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