5 de febrero de 2010

DCXLIV.- Los Platos Rotos


Cómo quisiera despedirme para siempre
y ser por fin aquel que da ese paso.
Lo que se piensa demasiado no se siente
y deja cartas destinadas al ocaso.

Pero me cuesta tanto todo demasiado,
que no he sabido renunciar ni perecer:
por eso quiero abandonar desesperado
y nunca más mirar atrás otra vez.

Ahora me voy con el silencio a cuestas,
con un tesoro delicado en la piel,
con lo soñado caminando y solo resta
decir adiós para dejar de querer.

Porque ella toca con su mano las almas,
y mi alma llora sin poderla consolar,
que la quisiera ver unida a mi pasado
o ser amado pero ya no hay más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

deja de lamentarte por la vida y haz las cosas bien hechas de una buena vez

Cuculí Pop dijo...

ay...

Nos gusta Cuculí Pop