
El mundo ha comenzado lentamente aquí de nuevo
pronto y bello, efervescente, en su tranquilo frenesí,
deslumbrando con su cara irreverente de oro terco
mi existencia cabizbaja de pequeña luz candil.
Prometiéndome rigores que se filtran a la mala
y son sólo una luciérnaga jadeante y febril
de temores inefables que se agitan y hacen gala
de unas ganas prodigiosas y altaneras de sentir.
Hacia el alma numerosa, clandestina, tibia y plácida,
horrorosa de mis sueños, por la tarde yo me fui:
tú rescatas esa fiebre pura, tenue y esa cándida
certeza que me vuelve cariñoso y cuculí.
Los fragantes, los ignotos, los inquietos, los alegres,
los risueños y los más galantes sueños reviví,
todo aquello que ahora quiero que orgullosa tú me entregues,
todo eso que me queda tiernamente por vivir.
Cuando puedas ser así tal como inmensa niña eres,
como digna has sido siempre, luminosa e ilusionada,
cual acaso prodigioso que por mí suspiraba,
seré hermoso, más ameno, más humano y más feliz.
pronto y bello, efervescente, en su tranquilo frenesí,
deslumbrando con su cara irreverente de oro terco
mi existencia cabizbaja de pequeña luz candil.
Prometiéndome rigores que se filtran a la mala
y son sólo una luciérnaga jadeante y febril
de temores inefables que se agitan y hacen gala
de unas ganas prodigiosas y altaneras de sentir.
Hacia el alma numerosa, clandestina, tibia y plácida,
horrorosa de mis sueños, por la tarde yo me fui:
tú rescatas esa fiebre pura, tenue y esa cándida
certeza que me vuelve cariñoso y cuculí.
Los fragantes, los ignotos, los inquietos, los alegres,
los risueños y los más galantes sueños reviví,
todo aquello que ahora quiero que orgullosa tú me entregues,
todo eso que me queda tiernamente por vivir.
Cuando puedas ser así tal como inmensa niña eres,
como digna has sido siempre, luminosa e ilusionada,
cual acaso prodigioso que por mí suspiraba,
seré hermoso, más ameno, más humano y más feliz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario