
Aquí camina recio y digno
el hombre de verdad,
que lleva un sentimiento
en cada pausa cuando canta.
Se encierra con nosotros:
porque el mundo lo visita,
lo llama por su nombre
y nos espera más allá.
Él siempre nos recibe
con un cántaro de greda,
y un alma que se entrega
como lluvia a oxigenar.
Yo busco tras el brillo
de sus ojos una fuerza
y un puerto donde llegue
mi navío a recalar.
Mas sólo encuentro a Cristo
y al furioso de la noche,
y al niño y su caballo
y me dan ganas de llorar.
el hombre de verdad,
que lleva un sentimiento
en cada pausa cuando canta.
Se encierra con nosotros:
porque el mundo lo visita,
lo llama por su nombre
y nos espera más allá.
Él siempre nos recibe
con un cántaro de greda,
y un alma que se entrega
como lluvia a oxigenar.
Yo busco tras el brillo
de sus ojos una fuerza
y un puerto donde llegue
mi navío a recalar.
Mas sólo encuentro a Cristo
y al furioso de la noche,
y al niño y su caballo
y me dan ganas de llorar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario