21 de agosto de 2008

CDXI.- ¡Que se vayan todos!


Presumido perezoso que engreído reclama
que le entreguen los billetes amarillos que merece
o le guarden un espacio cada noche en la cama
y relaten en la tele todo cuanto le acontece.

Se levanta lentamente como buen ciudadano
y recoge tras la puerta su periódico a color;
desayuna sin hablar de nada y tiene en la mano
un polluelo diminuto y blando reproductor.

En la ruta no obedece nada más que a su instinto:
“¡Adelanta por la izquierda, roto, aprende a manejar!”
Que le digan lo que quieran, que le da lo mismo,
que a la vuelta de sesiones se detiene en un bar.

Y no hay modo de evitarlo porque todos lo elegimos,
porque cada cuatro años se nos vuelve a aparecer,
con su rostro pide votos y la mano en el bolsillo,
y una foto en cada calle que ha colgado su mujer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

fuerte esta entrada!!!!!!

ojalá pudiéramos tener memoria al momento de votar y así ir cambiando la historia...........
un abrazo, amigo

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