
Ya que sumo una semana sin asirme a las palabras
y que el tráfago eficiente me ha apartado de su ají,
digo pausa y le pregunto si la fuente matutina
que agitaba mi sentido comediante, se vació.
ni sentía acalorado la ficción de su amistad,
y en lo oscuro de un venablo se apagaba discreta
vuestra duda que consiste sólo en desaparición.
y en la vasta playa ancha delirando fui febril:
muda lengua de tan frágil luz aroma que a destiempo
no encontraba casi nunca su posada ni final.
Acudirán a la recámara políglota el sabor,
la persistencia y toda fábula vestigio de mí,
que ese cómputo de plazos cada día va más lento
y mi música garganta es la que ocupa su lugar.
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