
Mi regocijo es la primicia, los placeres
y los tambores de la tribu general,
que cuando el agua rodea, mi tarea es el hogar:
cerrar su paso y que no moje mis enseres.
Si como viene, se va su encantadora pereza,
yo me quedo en la pieza con mi bata y mi café,
y voy atento a cierta aurora tan sonora en la piel
de aquella gente que no cubre su cabeza.
Amistoso y lluvioso bulevar olvidadizo
en chaparrones que algún día volverán:
era espejo el blanco charco de su parco caminar
y todo el barro, un goterón de cobertizos.
y los tambores de la tribu general,
que cuando el agua rodea, mi tarea es el hogar:
cerrar su paso y que no moje mis enseres.
Si como viene, se va su encantadora pereza,
yo me quedo en la pieza con mi bata y mi café,
y voy atento a cierta aurora tan sonora en la piel
de aquella gente que no cubre su cabeza.
Amistoso y lluvioso bulevar olvidadizo
en chaparrones que algún día volverán:
era espejo el blanco charco de su parco caminar
y todo el barro, un goterón de cobertizos.
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