6 de noviembre de 2006

LXXXIV.- Su brillándome marea


Dentro de mi boca que la nausea coloca,
no queda piel adentro ni su grito molar.
Sola cada cierta noche flores en aliño
y mucho menos dientes, y no canta más.

Me vine en yermoculto a su pistilo cuajar,
una pura mañana sin calibre hasta aquí.
Su profundamente amigo quiltro, fui ese yo,
siguiendo su camino de razado pueril.

Pero ya he olvidado su glaciar y su tono,
y de su terco pito, sólo hay puro adivinar
un sopor que supura carcomida vergüenza
y una amígdala que crece y que merece flotar.

Quisiera ser su fiel humor de tarde gala nueva,
con su mar y consumir lo que me quiera sin él:
balancear en su carillo que me fuera ya tanto
y consumar su luna plancton, todo lejos de aquí.

La graciosa bala libre que algún día conocí,
hecho mi vestido con un rapto de fiebre

que mi oculta fibra, que su vértigo dejé:
de manzana sin golpes, su cartílago murió.

1 comentario:

yosolosequenohecenado dijo...

me enkanta tu blog..lo ke eskribes y sobre todo las imágenes inspiradoras ke utilizas..
www.pecesabisales.blogger.com

Nos gusta Cuculí Pop