30 de diciembre de 2022
MCCX.- La Este
Se asía de una estrella, brillante compañera,
que a veces la seguía camino a la matriz.
Se armaba de un bosque tupido que impedía
cual muro de tinieblas oler su corazón.
Cabía dentro de ella una piara de ancianos
que hablando y riendo la dejaban no vivir.
Dormía despierta y en vela caía
tras nidos sopores y flores sin fin.
Unía los cabos de un cuento sin alma
y juraba que había una estela de dolor.
Yo a veces iba a verla y su brillo en mi color,
se hacía carcajada y pirueta frente al mar.
Tenía una cruz en la línea del mente
y siete asteriscos amputados en el pie,
pero era una clara presencia de rezos
y bezos cerezos en el hueso del amor.
Plagada de rumores, ardiente mente piel,
bailaba con los brazos pidiendo al cielo Dios.
Yo quise el infinito bonito y febril,
que siempre está con ella, mas todo acabó.
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