23 de abril de 2020
MXLVIII.- Descendió a los infiernos
Purgó la mora desertora de los tiempos,
haciendo lentas caminatas descalzo
por no pisar nuestro lugar en falso,
ni en iracundo tropezar sufriendo.
Abrió siniestra la compuerta del dolor
y fue un clamor ventilador desesperado,
porque hubo un angel desnutrido, cansado,
muriendo y siendo por nosotros lo peor.
Miles de ostias reciben desde lejos
los vanidosos que recorren los mercados,
para limpiar su avaricia condenados
y presumir su santidad frente al espejo.
No podré vivir la paz si no distingo
el horror fundamental de los leprosos:
no llega el viernes sin el sábado al domingo,
ni sumergida el alma muerta en ese pozo.
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