30 de abril de 2020
ML.- Dormitorio
Cómo he podido padecer el ostracismo
si, rodeado de retratos que no son,
en ingenuo cruel sopor de astigmatismo,
soy el amargo criador del corazón?
Dónde se ha ido el diapazón del mundo,
la primavera que soñamos un día,
su fiel armónico atonal y profundo,
que se ha cubierto de sudor melancolía?
Su melodía nos incita bailando
el pulso terco de un timón de hueso,
sobre un velero sin caña ni mando
hasta la playa en que ese día fuimos beso.
Aquí en mi casa sólo habita un ronroneo,
el aire espeso que perfuma mi nariz,
colillas tibias, los cien libros que no leo
y la piñata caída de un cumpleaños feliz.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario