El mundo es asqueroso:
debo huir del mundo.
Coger las dos maletas
y marchar bailando,
dejando a la mitad
de mis parientes solos
y ver si me acompaña
acaso la otra mitad
de los que viven,
porque a los muertos
iré a visitar.
En las iglesias se respira
extremaunción y abandono,
el mismo viento puerco
que encumbra los emblemas
y tiñe con tinieblas
mi espeso camino.
mi espeso camino.
Es asqueroso de verdad
y muy penoso el mundo.
Ya no queda más remedio
que llorar y huir
hasta la inmensa soledad
y la más grata compañía,
de los viejos
que me vieron amar.
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