
Cantaré y pereceré
desesperado en las prisiones,
donde cada cierto tiempo
me trasladen sin razón.
Abriré los corazones
en el aire de la gente
que no sabe ni conoce
lo que siento de verdad.
Seré terco, madrileño,
Farabundo, zapatista,
comediante, chiapaneco,
pestilente y mallorquín.
Seré todo, muchas cosas,
cambiaré profundamente.
Veré días en cien años
y milenios de botón.
Perderé y sucumbiré,
me arrastrarán por el camino,
pero nunca, amiga, nunca
seré extraño para ti.
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