
¿Seré otro mapuche, que soy tan porfiado?
Me dicen cuidado y me niego a perder.
Si ponen dos trancas detrás de la puerta,
se quedan abiertas con sólo cantar.
Porque hubo una noche en que supe clarito
que un fuego bendito me haría vivir.
El fuego solemne que vino a mí rumbo
del norte del mundo y se enciende feliz.
Yo voy a luchar, cual macho cabrío,
con voz, apetito y tesón contumaz.
Pues nada ni nadie hará de nosotros
un sino cobarde o nos separará.
Que sepan los grandes testigos del tiempo
y que logre tu madre saber y aceptar:
tú y yo somos eso que tienen los astros:
su luz deja un rastro en la Historia Inmortal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario