
Ya quisiera que el espacio
ancho, vértigo y baldío
entre nosotros no existiese,
que mis años menos trece
y tu cuarto fuese el mío.
Pero tengo lo que ahora
viene a ser la luz del mundo,
que la suerte me acaricia
porque tu alma fue propicia
y mañana es un segundo.
Yo no dejo de pensar
en dormir sobre tu vientre,
ni por puro amor al arte,
nunca dejo de pensarte:
ahora, entonces, para siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario