3 de agosto de 2009

DCI.- Amor de Pendejos


Aquello todo es mi vetusto salón,
mi pretensión de conocer y madurar,
mi organigrama familiar y el nubarrón
de la más pura y cardinal serenidad.

Como el anhídrido folklórico camastro
que fue la vida más rural y el frenesí
de la mayor operación, sin dejar rastro,
o la decencia que escogí para mí.

En la carencia que es tan clásica y mundana,
de donde nace la riqueza del que nada ganó,
por escribir y equivocarse, por la vida liviana
en el verídico historial de lo morboso, digo no.

1 comentario:

Julián Nailes dijo...

Me ha gustado las rimas.

Abrazoz!

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