27 de marzo de 2009

DXXII.- Meridiamante

Permítame invadir por un instante el recinto delicado de su ser mujer, con el son de la conquista delirante y los brazos extendidos en señal de fe. No he tenido la premura de escribirle antes porque el arte y su sonrisa me dejaron ver desde siempre el elemento de su voz radiante que ahora es tiempo de volcar en el papel. Una carta mensajera de mi amor fragante redactada en una audiencia frente al Juez, con el alma emocionada, la mirada brillante y el espíritu animado del cariño más fiel. Yo te llamo, Mariposa, aventurera y elegante, con el sol de la esperanza iluminando mi pared, dirigiendo misterioso para cuando te levantes siete besos amistosos entre el vértigo y la piel.

1 comentario:

Rayén* dijo...

Ohhh... me gustó el final: "dirigiendo misterioso para cuando te levantes siete besos amistosos entre el vértigo y la piel".

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