
La que cae lentamente,
se desliza con nosotros
y nos van quedando surcos
en la mata miel interna.
Cada pulga es rosa eterna
que abre cauces imprevistos:
maquillaje o vida enferma,
lleva traje y todo listo.
Ángel ártico algo viejo
que nos busca adentro nidos,
cuando viene desde lejos:
él jamás nos abandona.
El ilustre apetito
que conserva sus latidos
y que siempre inevitablemente
todo lo perdona.
No es amor amarillento,
no es amigos,
ni se cruza por la niebla:
gato negro en el camino.
No parece tan violenta,
porque no es destino,
sino sangre purulenta,
comadreja, pan y vino.
1 comentario:
Hermosísimos versos cuculí en este poema,me ha encantado,felicitaciones,cariñosos saludos desde Iquique.
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